Hay quienes perdonan y hay quienes perdonan pero no olvidan. Hay quienes dan vuelta la página y hay quienes creen que la venganza es un plato de se come frío. Hay quienes vuelven a caer en sufrimiento y hay quienes no tropiezan dos veces con la misma piedra. Perdonar no está en nuestra naturaleza, perdonar no es humano. Perdonar a nuestros enemigos no es natural. Quien perdona a sus enemigos, se pone a merced de ellos. En este mundo, donde sobrevive el más fuerte, perdonar es rendirse en medio de una batalla y condenarse a muerte. Quien perdona, pierde. Pero la falta de perdón, es más fuerte que cualquier daño que nos puedan causar. La falta de perdón causa angustia, tensión, depresión, amargura… la falta de perdón envenena el cuerpo y el alma, nos enferma y nos destruye, desde adentro.
La falta de perdón y el resentimiento enferma el cuerpo y nos ennegrece el alma y el espíritu, nos carcome como un cáncer, nos encierra en una prisión de amargura y desolación. Perdonar no es combatir a nuestros enemigos, es combatir el hombre malvado que llevamos dentro. Perdonar es una lucha interna contra nuestra naturaleza de odio y venganza. Perdonar es el arte de quitar ese resentimiento, desterrarlo de nuestras vidas para sobrevivir. Perdonar, es el arte de nuestro guerrero interno.
Marcos Nahuel
No le enseñamos complicadísimo rituales o incomprensibles palabras: queremos que domine y compenda rápidamente su propio poder.
No le exigimos que utilice ropa estrafalaria: necesitamos que sea su espíritu el que resalte.
No le pedimos que crea ciegamente en la magia: simplemente, lo invitamos a practicarla
Ojalá que encuentre en ella lo mismo que hemos hallado nosotros.
Que el Bien ilumine al Maestro, para que éste después pueda guiar al Alumno.
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