No le enseñamos complicadísimo rituales o incomprensibles palabras: queremos que domine y compenda rápidamente su propio poder.
No le exigimos que utilice ropa estrafalaria: necesitamos que sea su espíritu el que resalte.
No le pedimos que crea ciegamente en la magia: simplemente, lo invitamos a practicarla
Ojalá que encuentre en ella lo mismo que hemos hallado nosotros.
Que el Bien ilumine al Maestro, para que éste después pueda guiar al Alumno.
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